miércoles, 21 de abril de 2010

Anticipo de primavera. Turismo del vino en el Somontano.



El invierno acaba, lo anuncian los almendros, que adornan con sus flores los campos verdeados por el cereal brotado. Da gusto salir al campo, sonrojar las mejillas con el viento y el sol, que empieza ya a templar los mediodías. ¡Ya teníamos ganas!
Las últimas nevadas cubren las cumbres del Pirineo y el paisaje del Somontano es sobrecogedor. Al abrigo de la Sierra de Guara, protegiendo las tierras de los vientos fríos del norte, la primavera avanza con prematura rapidez. ¡Que gozo para los sentidos!

La excusa para encontrarnos con esta maravilla es el vino, óptimo sazonador de experiencias siempre agradables. Nuestro anfitrión en esta ocasión es ENATE, baluarte de los vinos del Somontano.

No hace falta madrugar. Las 11 de la mañana es una buena hora para dejar Barbastro dirección Alquezar, remontando el valle del Vero entre viñedos.
Una música agradable en el coche y grata compañía. Todos encantados de compartir la experiencia y haber aprovechado la ocasión.
Blecua, Pirineos, Viñas del Vero, Lalanne… vamos pasando junto a bodegas que nos emplazan para posteriores citas. Hay tantas excusas para disfrutar de esta hermosa comarca, tantas actividades que intercalar con el vino como compañero de viaje.
La carretera se va estrechando, invitándonos a un paseo tranquilo, recreándonos entre colinas trenzadas por viñedos en emparrado, alternados con almendros y olivos centenarios, de nobles troncos retorcidos. En cada curva se va dejando atrás estrés y preocupaciones.

Salas Bajas aparece en una planicie con hermosas vistas al Prepirineo. Que fortuna para este pequeño municipio haber captado el interés de la familia Nozaleda-Arenas para desarrollar su proyecto vitivinícola. No solo ENATE pasea el nombre del pueblo por el mundo, sino que atrae al mismo 4000 visitantes al año, personas que acuden a descubrir el sabor de sus vinos, a disfrutar del paisaje y a recrearse en los espacios de esta bodega.

El vino casa bien con el arte. Es fuente de inspiración y adorna su disfrute. ENATE ha interpretado perfectamente esta fusión y desde su concepción la ha llevado a gala.
Esculturas nos reciben en el exterior de un sobrio pero elegante edificio, espacios acogedores e insinuantes nos guían en el recorrido y una estupenda colección de arte nos espera para recrearnos. Saura, Chillida o Tápies son solo algunos de los autores que alberga la galería de arte de la Bodega.
La visita es amena y didáctica, amable y elegante. El caramelo final es degustar sus vinos, la confirmación de una impecable trayectoria de elaboraciones dirigida por Jesús Artajona. La última sorpresa, acompañar la cata de los caldos de ENATE con otros dos “productos de la casa”, el jamón ibérico de Guijuelo y el queso de La Mancha, magníficos compañeros de viaje en la cartera de productos del grupo Nozar.

Si fuese menester, la bodega pone a disposición una sala de conferencias, contigua a la sala de arte, donde realizar reuniones, presentaciones de productos o cualquier evento, vestido y aderezado siempre con el vino. Un entorno seductor para cerrar negocios.


La oferta enoturística de la bodega se completa de lunes a viernes con un elegante comedor, en el que reconfortarnos con un sabroso menú tradicional, sentados a una mesa española y contemplando algunas de las obras provenientes de las Becas de Arte que cada año concede ENATE para apoyar a nuevos artistas. Los fines de semana se abre un amplio abanico de oferta hostelera en la zona para redondear la jornada.

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